El cambio climático y la degradación del medio ambiente son una amenaza a la que se enfrentan Europa y el resto del mundo. Para hacer frente a estos retos, Europa ha apostado por una nueva estrategia de crecimiento que transforme la Unión en una economía moderna, eficiente en el uso de los recursos y competitiva, donde hayan dejado de producirse emisiones netas de gases de efecto invernadero en 2050.